Empédocles de 
Acragas (en la isla Sicilia de la actual Italia) fue un filósofo presocrático 
datado en el 495-435 a.C., de quien se dice, “utilizando la autoridad de 
Aristóteles, que fue un ferviente democráta”[1] enfocado en 
rechazar el gobierno de su ciudad; se ha hablado incluso de su profesión de 
médico sin embargo, según Kirk y Raven, es una afirmación ilegitima, puesto que 
se basa en los poderes curativos expuestos en sus poemas.
            Los fragmentos que se tienen de él 
proceden precisamente de éstos dos poemas, comúnmente denominados Sobre la naturaleza y Purificaciones. Y a pesar de no 
encontrarse éstos en su totalidad, nos ofrecen mayor extensión que en cualquier 
otro presocrático. Al igual que Parménides, Empédocles escribe en versos 
hexamétricos buscando extender, completar y corregir la teoría del primero, 
además de hacerse notar como admirador de Hesíodo, y en consecuencia imitador en 
la forma verbal.
            El texto nos ofrece siete principios 
generales para la comprensión del pensamiento de nuestro filósofo. En primer 
lugar se encuentra la defensa de los sentidos, en la que sin duda alguna 
reconoce la limitación de la comprensión humana, mas invita a estar atentos a lo 
que nos pueden ofrecer los estímulos sensoriales de cada una de las cosas. Como 
segundo principio encontramos el poder que da al conocimiento como medio para 
realizar proezas incluso mágicas. En tercer lugar está la propuesta de las 
cuatro raíces, que en otras palabras es la presentación de los cuatro elementos 
como causas primeras del resto de las cosas[2], que en la 
medida se su combinación forman lo demás. Otro principio es el ciclo del cambio, 
que se explica mejor con el siguiente fragmento:
Fr. 17,  
1-13, Simplicio, in Phys.  
158,1
Un doble relato te voy a contar: en un tiempo llegaron a ser sólo 
uno a partir de una pluralidad y, en otro, pasaron de nuevo a ser plurales a 
partir de ser uno; dúplice es la génesis de los seres mortales y doble su 
destrucción. A la una la engendra y la destruye su reunión y la otra crece y se 
disipa a medida que nacen nuevos seres por separación. Jamás cesan en su 
constante intercambio, confluyendo unas veces en la unidad por efecto del Amor 
y separándose otras por la acción del odio de la Discordia. Así, en la medida en 
que lo uno ha aprendido a desarrollarse a partir de lo múltiple y la pluralidad 
surge de nuevo de la división de lo uno, de la misma manera nacen y no tienen 
una vida estable. Y en la medida en que jamás cesa su continuo intercambio, asi 
también existen inmóviles siempre en su ciclo.[3]
Después, el 
quinto principio son los agentes de este ciclo, es decir que especifica a las 
cuatro raíces dentro del ciclo, anexando también la presencia del amor y la 
discordia como fuerzas motrices del ciclo. Consecuentemente el texto presenta la 
reflexión de Empédocles  sobre el 
nacimiento y la muerte como el sexto principio, en dónde para él, no existen 
tales ya que tan solo es la mezcla y separación de lo ya existente (las raíces). 
La mezcla de las raíces es el septo y último principio aquí propuesto por la que 
existen todas las cosas.
            Sin embargo encontramos en La naturaleza otros aspectos importantes 
a tratar de su pensamiento, uno de ellos el Amor, sobre el cual observamos en el 
siguiente fragmento:
Fr. 29, Hipólito, Ref. vii, 29, 13
Y respecto a cuál es la forma del mundo cuando está siendo ordenado 
por el Amor, dice asi: "no brotan de sus espaldas un par de ramas, ni tiene pies 
ni rodillas ligeras, ni genitales fecundantes, sino que "era una esfera" y es 
igual a sí misma.[4]
Esto quiere 
decir que “cuando el amor une completamente a las cuatro raíces, éstas dan 
origen a la esfera, dando así el mayor grado de perfección a la mezcla, de modo 
que también es por la discordia que terminan separándose.
            En la última parte observamos la 
explicación que Empédocles ofrecía sobre algunas otras cuestiones sobre 
biología. De modo que se infiere que dividía la formación de los animales en 
estadios, en donde en el primero “los miembros vagaban aislados en búsqueda de 
la mezcla correspondiente”; en el segundo estadio se realizaba la unión, en la 
mayoría de los casos inadecuada creando las creaturas, unas más fuertes que 
otras; y en el tercero se dan las formas “completamente naturales”[5], es decir a los 
hombres. Explica ahí mismo un parentesco de toda la naturaleza que se da por los 
principios de organización.
            Por otra parte el poema de Las purificaciones es sabido que está 
dirigido a un grupo de personas encontradas en su patria. En éste Empédocles 
muestra un misticismo que comúnmente es relacionado, o con las tradiciones 
órficas, o con el pitagorismo; también es en el núcleo del mismo donde se revela 
como un espíritu divino entre otros que sufrieron el castigo de la mortalidad a 
través de la encarnación, sin embargo con la posibilidad de la liberación en la 
inmortalidad; mas solo se podrá alcanzar tal inmortalidad mediante el 
sacrificio, no de sangre y canibalismo sino el sacrificio puro que podríamos 
llamar un espíritu de mortificación.
            Se considera que los dos poemas 
están conectados en cuanto a que “los poderes y las pautas del cambio (descritas 
en Las purificaciones) que gobiernan 
el destino humano son los mismos que prevalecen en el cosmos en 
general”[6].
Bibliografía
C. S. 
KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD. Los Filosófos Presocráticos II. Madrid: 
GREDOS, 
2006.
[1] 
C. S. KIRK, 
J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, Los Filosófos 
Presocráticos II, p.95, Madrid, GREDOS, 2006. 
[2] 
Cabe mencionar que asocia a cada elemento con un dios: Zeus, el fuego; Hera, el 
aire; Edoneo, la tierra; y Nestis, el agua.
[3] 
C. S. KIRK, 
J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, Los Filosófos 
Presocráticos II, p.103, Madrid, GREDOS, 2006. 
[4] 
C. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, 
Los 
Filosófos Presocráticos II, p.113, Madrid, GREDOS, 2006
[5] Nos explican en el texto que se les da ese 
nombre porque eran seres completos (no 
fragmentados).
[6] C. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD, Los 
Filosófos Presocráticos II, p.150, Madrid, GREDOS, 
2006
 
Sin duda alguna el aporte que nos haces sobre el pensamiento de Empédocles es sumamente novedoso, ya que es muy original su modo de pensar en cuanto a las siete caraterísticas que componen su pensamiento, sobre todo a llamado mi atención la parte en que trata sobre el conocimiento y la atribución que le hace a este a tal punto de realizar obras magicas, así mismo y no menos singular es su aportación sobre las cuatro raices o los cuantro elementos como las cosas esenciales en su concepción del cosmos.
ResponderEliminarMuchas gracias Iván por tu aporte al blog.
El tema esta mui bien echo y me sirvió mucho para mi trabajo
ResponderEliminarMuy buena la informacion
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