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20 sept 2011

Ubicación Breve de las Cosmogonías Órficas, el Huevo y Separación de Cielo y Tierra.

El libro Los Filósofos Presocraticos de Kirk, Raven y Schofield, nos habla acerca de variaciones cosmogónicas, atribuidas a los órficos, que ilustraron una teoría en la cual el alma puede sobrevivir si se mantiene pura, entonces elaboraron la mitología de Dioniso, señalando sucesos particulares en la tradición órfica con respecto a las características de Orfeo sobre su pureza y facultad de profecía después de la muerte. Dichos escritos se datan en el siglo III a.C. Sin embargo algunos investigadores como W. K. C. Guthrie, sostenían que la doctrina órfica se encontraba ya escrita en libros sagrados desde el siglo VI a.C. Otros como C. Wilamowitz y I. M. Linforth sostienen que la denominación “órfico” era aplicada a todo tipo de ideas relacionadas con cualquier tipo de rito. Gran parte de las discusiones, también se han generado por la aparición de una secta, que posee una serie de creencias propias, semejantes y bien definidas, las cuales, sin embargo, carecen de elementos como; cosmogonía o himnos. Por lo que según Linforth, pertenece al periodo romano, aunque es en este momento donde Orfeo comienza a ser reconocido como el patrono de ritos acerca de la vida y de la muerte. A quienes practicaban ciertos ritos relacionados a Orfeo, como se mencionó anteriormente, se les denominó “órficos”.

Podemos encontrar algunas variantes en la cosmogonía órfica, que está sujeta a las diversas variaciones, debido a su carácter oral. Los distintos “autores” de las cosmogonías dan cierto orden a la jerarquía de las deidades, Como lo veremos más adelante con Hesiodo. Pocas son las diferencias ya que en general el abanico de las “teogonías” es muy semejante, aunque llegan a diferir entre sí, con respecto al orden que pretenden darles dentro de las cosas creadas, es decir, qué lugar corresponde a quién; como Gea a tierra o, Urano al cielo. Para ello Haré referencia a los ejemplos señalados en el texto de Kirk, Raven Y Schofield, que sitúan a estas variaciones como; “versiones neoplatónicas”.

Versiones neoplatónicas sobre la cosmogonía órfica.

La primera derivación, se da a partir de la noche, la cual señala que Fanes es el creador primario del mundo, y el primer puesto cosmogónico es para la noche. Fanes da a luz a Gea y a Urano. La segunda sugiere a Crono como el origen de todo, tanto del éter[1] como del caos, aunque una tercera sostiene que es Cronos el principio de todo, sin embargo al conformar la cuarta derivación, que es una versión de Jerónimo y helánico, el argumento subraya que el agua es el principio de todo. Existe también una variante que habla del agua, pero su diferencia radica en que de ella, surge Crono, quien engendra un huevo de donde surge Urano y Gea, los cuales al unirse engendran a otros dioses.

El tema del huevo en versiones anteriores no específicamente órficas.

En cuanto a la versión de Aristófanes tenemos que, él consideraba a la noche como progenitora del huevo de donde salió Eros, quien al unirse a Caos, dio origen a nuestra raza, también dio origen a los inmortales, es decir, los dioses. (Cf. Kirk, Raven y Schofield 1987, pag. 50)

Las analogías elaboradas acerca del huevo, lo describen como; la bóveda celestial que es semejante al cascarón y de la misma manera que el éter esta sujeto a esta bóveda, así la yema al cascarón. (Cf. Kirk, Raven y Shofield 1987, pag. 54)

Algunos versos, en la cosmogonía dicen que, Urano ha sido el primer rey celeste además de ser hijo de la noche, para esto, krono quien es hijo de Urano consigue el reinado castrando a su padre, después será Zeus el rey de celestial, al absorber el falo de Urano, por ello Zeus da a luz de sí mismo a las cosas, incluyendo a dioses y diosas.


LA COSMOGONÍA HESIÓDICA Y LA SEPARACIÓN DE LA TIERRA Y EL CIELO.

Hesiodo intenta sistematizar lo antiguos mitos, poner orden al material de la edad arcaica[2], demuestra, también la autoridad de Zeus proponiendo a Caos y Gea como primicias de todas las cosas, después a Tártaro y Eros.

La generación se organiza mediante opuestos, se pretende localizar cual es la región del mundo que representa caos, así como del resto de las divinidades, generalmente dentro de un espacio geográfico.

Eros existe en su aspecto de lluvia entre el cielo y la tierra. Tártaro lo encontramos como el “caos sombrío” de color negro y caracterizado por contener aire.


La separación del cielo y de la tierra en la literatura griega

Y no es mío sino de mi madre el mito de cómo el cielo y la tierra eran una sola forma; y cómo, después que se separaron uno de otra en dos partes, generan todas las cosas y las sacaron a la luz: árboles, volátiles, fieras, los seres que el mar salado alimenta y la raza de los mortales. (Cf. Kirk, Raven y Schofield 1987, pag. 69)

Aquí se retoma la primera etapa sobre la cosmogonía de Hesiodo, la cual nos habla de la separación del cielo y la tierra, como arriba se ha venido mostrando, la cual, para los griegos era un mito muy familiar, lo que hace pensar que se transmitía de manera generacional, es decir, de padres a hijos, probablemente de modo oral, característico de las narraciones tradicionales. La separación del cielo y la tierra era un “mecanismo” muy recurrente dentro de la cosmogonía griega, por decirlo así, aunque no solo perteneciente a los griegos, luego de que es fácil ubicarlos en las tradiciones orientales. A continuación recurriré al libro del génesis que nos muestra la creación de todo lo existente, como un proceso de separación donde todo estaba, sólo hacía falta ordenarlo y es así que Dios, separó y otorgó un espacio a las aguas y a la tierra dándoles su propio lugar. Este ejemplo de origen semita confirma la idea de la separación, y su localización en otras culturas y no únicamente en la griega.

La separación (de cielo y tierra) la podemos ubicar en los griegos y en los orientales como parte del mito que presenta la mutilación. Esta narración consiste en la emasculación[4] de Urano cuando éste se une a Gea, quien proporcionó a Krono una hoz para poder así, segarle los genitales a Urano. Cuando esto sucede la tierra queda fecundada por la sangre derramada, posteriormente la tierra fecunda, alumbrará al dios de la tormenta, Zeus, quien desplazará a Urano y pasará a ser el “rey del cielo”. Vino el gran Urano trayendo a la Noche y deseoso de amor, se hecho sobre Gea y la cubrió toda ella; desde el lugar de la emboscada estiró el hijo su mano izquierda y con la derecha cogió la hoz monstruosa, grande, de agudos dientes: con rapidez segó los genitales de su padre y los lanzó hacia atrás para que fueran llevados lejos… (Kirk, Raven y Schofield 1987, pag. 72)

Es muy similar lo que sucede en la versión babilónica, cuando Kumarbi le arranca los genitales de un mordisco a Anu y los engulle, aunque al poco tiempo los escupe cuando se da cuenta de que probablemente quede fecundado del dios de la tormenta y de dos dioses que son terribles, pero al escupirlos, la tierra queda fecundada de los dos dioses terribles, sin embargo él no logra librarse de la fecundidad y alumbra al dios de la tormenta. Es así como se explica de otro modo en la teogonía, la separación del cielo y la tierra, la escisión[5] de Urano y Gea.


Bibliografía.

Kirk, Raven y Schofield, Los Filósofos Presocráticos, Gredos, Madrid, 1987, cp. 4-5: "Variaciones de la cosmogonía órfica".

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 2011.


[1] Del latín. aether, y este del griego. αἰθήρ. m. poét. Esfera aparente que rodea a la Tierra.

[2] Del lat. archaĭcus, y este del gr. ἀρχαϊκός. adj. Muy antiguo o anticuado.

[4] f. Acción y efecto de emascular. // tr. Capar. ( los órganos genitales)

[5] Del lat. scissĭo, -ōnis, cortadura. f. rompimiento.

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