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18 oct 2011

Meliso de Samos: "el Uno es incorpóreo”.

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Todo lo que conocemos sobre la vida de Meliso se debe a la batalla en la que derrotó a la armada ateniense, que tuvo lugar en los años 4410/40 a. C., también se sabe que fue el último representante de la escuela de Elea[1]. Se dice que fue hijo de Itágenes y discípulo de Parménides; asimismo, fue político y alcanzó una gran consideración entre sus ciudadanos. Sólo se conservan de él sus escritos que están divididos en diez fragmentos de su libro conocido como: La naturaleza o La realidad, nombres atribuidos por la razón de que los comentaristas identificaban así a los libros presocráticos. También se le vincula con el pitagorismo contemporáneo, corriente que lo llevó a tener una gran reputación y gracias a esto fue nombrado comandante, debido a que sus argumentos fueron replicas a las críticas pitagóricas contra Parménides.

Meliso en su obra, evidencia que el "tiempo" y el "espacio" tienen una amplia vinculación dentro del pensamiento, de ahí que los griegos hayan logrado dar un paso más en la aprehensión de lo abstracto, es decir, que se empezara a hacer uso de términos como el concepto de “vacío”, el cual es definido como algo infinito, lo que implica imaginar su extensión sin que tenga “cuerpo” o “grosor” alguno. Estos conceptos son elementales para comprender el concepto de "Uno" del que habla Meliso. La siguiente cita expresa lo que el filósofo postula como teoría:

“[…] pues si existe la tierra y el agua, el aire y el fuego, el hierro y el oro, si unos seres están vivos y otros muertos, unas cosas son negras y otras blancas y son ciertas cuantas cosas afirman los hombres…tras haber dicho que había muchas cosas que eran eternas y que tenían formas y fuerza propias, creemos que experimentan alteración y que cambian de lo que vemos en cada instante […] en consecuencia, si hubiera una pluralidad, las cosas deberían ser tales cual es precisamente la naturaleza de lo uno”[2].

Meliso dice que a causa de los cambios que se manifiestan en la naturaleza, se da la alteración en la definición del Uno; expresa que si éste no tiene un comienzo, un medio, y un fin (cuerpo y grosor), puede considerarse al Uno como incorpóreo; es decir, no tiene cuerpo y no existe. Si fuera de manera contraria, donde existiese un comienzo, un medio y un fin, éste dejaría de ser Uno, así pasaría a ser algo divisible y corpóreo.

Cabe mencionar que para los pitagóricos el mundo era definido por el número tres, puesto que éste determinaba la división de las cosas; este pensamiento contradice al Uno de Meliso, ya que él concebía al Uno como algo indivisible.

Meliso confronta el argumento de Parménides que consistía en ver al mundo como una esfera inmóvil, que es Uno, eterno, indivisible y no contiene vacío. También evidenció que lo que existe es incorpóreo al escribir que: si el Ente “es”, debe ser uno y, al ser uno, no debe tener cuerpo. Si tuviera volumen tendría partes y ya no sería uno[3]. Todo lo que posee “cuerpo” y “grosor”, debe, por ello también tener “partes”, sacrificando con ello su unidad y la única vía para mantener la integridad del Uno eleático [5]. Tal pensamiento nos remite a que el Uno no tiene cambios, movimientos, ni divisiones; de esta manera el autor niega así, dichos atributos pitagóricos.

Dichos argumentos a pesar de describir el Uno como indivisible y homogéneo, dejan ver claramente influencias de la escuela pitagórica, cuyo intento era burlarse del Uno. Por tanto, es muy posible que Meliso se viera forzado a abandonar el magisterio de Parménides a causa de las críticas que los pitagóricos hicieron a éste. Comparado con el método de Zenón, quien fue integrante de dicha escuela, se caracterizó por sus argumentos destructivos en las suposiciones de los adversarios de dicha corriente; por lo contrario, Meliso defendió la postura de Parménides en referencia al Uno y sólo de manera accidental lo criticó, en lo relativo a su teoría de la esfera inmóvil.

En conclusión, Meliso define el Uno como incorpóreo debido a que si fuera, debe ser uno, y al ser uno no debe tener cuerpo, pero si tuviera solidez debería tener partes y ya no seguiría siendo uno. En otras palabras, el hecho de ser ya algo material conlleva un cambio y un movimiento, lo que haría divisible al Uno y dejaría de ser una sola integridad.

Bibliografía:

Sin autor“Filosofía la guida 2000”, escuela Eleática, se ubica en :http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-griega/la-escuela-eleatica [accesado el día 18 de Octubre de Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos, Cap. “Meliso de Samos”, Vol. II, ed. Gredos, Madrid, 2008, pp. 419– 435. 2011].


[1] La escuela eleática fue una corriente griega de filosofía que se desarrolló aproximadamente a partir del siglo VI a.C., cuyo nombre en sí provenía de la ciudad griega de Elea, situada al sur de Italia, y la cual fue fundada por los griegos en torno al año 540 a.C. Fue fundada por el filósofo Parménides.

[2] (Fr. 8, Simplicio, de caelo 558, 21) Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos, Cap VI. “Meliso de Samos”, Editorial Gredos, Madrid, 2008, pág. 426 y 427.

[3] (389 Simplicio, Fis. 109, 34) Idem pág. 423.

[5]La filosofía de Parménides se dirige fundamentalmente contra los milesios, defensores del cambio contra los pitagóricos, que mantienen una concepción dual de la realidad, ser y vacío (no-ser). Parménides somete la realidad al pensamiento lógico, por ello el ser y todo lo real debe ajustarse a las reglas lógicas y más en concreto al principio fundamental, el principio de no-contradicción. "El ser es y no es posible que no sea; el no-ser no es y es necesario que no sea".

3 comentarios:

  1. Me llama la atención que Meliso de Samos proponga como el causante de los cambios en la naturaleza al número uno, aquel que no tiene cuerpo y grosor. Y me parece importante ya que los pitagóricos preparmenídeos, decían que los causantes de la formación de todas la cosas del universo eran los números pares, ya que estos eran infinitos por su posibilidad de poder ser divididos por la mitad, excluyendo de este modo a los números impares (1, 3, 5), ya que estos eran finitos, teniendo un inicio, medio y fin.

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    1. ¡No está hablando del número uno! ¡Está hablando del Uno, el Ser, la Esencia universal, etc...!

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  2. Se me hace muy interesante tu exposición de Mileso de Samos, al cual yo no lo conocía y mucho menos su teoría sobre el uno, que necesita de un comienzo, de un medio y de un fin. Hasta cierto punto es un poco confuso, sin embargo analizándolo se convierte en algo lógico inteligible. Dicha postura me da a entender que el uno no debe de tener nada que lo limite, sino dejaría de ser uno porque lo están limitando. O dicho con otras palabras es que lo uno no tiene cuerpo. Para concluir me gustaría decir que Mileso de Samos postula una nueva idea que fue atacada por los pitagóricos, sin embargo yo creo que aportó una idea más complicada de entender.

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